domingo, 26 de enero de 2014

Estudio: "Mi papa se llama Donante"

El estudio más completo realizado hasta la fecha sobre personas concebidas con esperma de donante muestra que acusan la ausencia del padre natural de modo semejante a los hijos adoptivos. Tienen también problemas psíquicos y de conducta parecidos, y en algunos aspectos peores.

Las personas concebidas con esperma de donante sienten inquietud o confusión acerca de sus orígenes, en mayor grado que quienes son hijos adoptivos. Uno de sus principales temores es el pensamiento de que pueden tener medio hermanos, descendientes del mismo donante, y entrar en relación con alguno sin saberlo. Esto ya se sabía por testimonios de interesados, pero ahora se tiene más certeza gracias a un estudio, el más completo hasta hoy, realizado en Estados Unidos.

Los autores son Elizabeth Marquardt, Norval Glenn y Karen Clark. Marquart es investigadora del Institute for American Values; Glenn es profesor de sociología en la Universidad de Texas; Clark fue concebida con esperma de donante anónimo, y desde que lo supo, a sus 18 años, trabaja para que las personas como ella puedan conocer sus orígenes. El estudio, My Daddy’s Name is Donor (“Mi papá se llama Donante”), se ha realizado sobre una muestra de 560 hijos de donantes, que se comparan con dos grupos de ese mismo tamaño: uno de huérfanos que fueron adoptados en la infancia, y otro de nacidos en el seno de un matrimonio. En los tres grupos, los encuestados tienen entre 18 y 45 años.

Para entender mejor los resultados del estudio, conviene saber el escenario de la donación de esperma en Estados Unidos. A falta de estadísticas, pues no se exige llevar un registro, se estima que allí nacen al año entre 30.000 y 60.000 niños mediante tal procedimiento. En la gran mayoría de los casos, el donante se mantiene en el anonimato. No se prohíbe pagarle, que es lo más frecuente. Tampoco hay límite de donaciones, y los donantes de características físicas más demandadas suelen hacer muchas. Se han conocido casos de hombres con cuyos gametos se han engendrado hasta 400 niños.

Preocupados y confusos

Según el estudio recién publicado, la mayoría de los hijos de donantes aprueban en general este método de fecundación artificial. Pero muchos reconocen que saberse concebidos de tal forma les crea inquietud, tanto por el hecho en sí como porque hubo dinero de por medio (cerca de la mitad consideran malo retribuir la donación).

También les pesa la incertidumbre sobre sus orígenes. Más de dos tercios se encuentran pensando a menudo cómo será la familia del donante, y se preguntan si los padres de él querrían conocerles. Pero la mitad temen que, si buscan información sobre el donante o intentan ponerse en contacto con él, provoquen el disgusto de sus padres. Algunas preocupaciones que también tienen los hijos adoptivos les afectan más. A la mitad les apena ver amigos con sus padres naturales u oírles hablar de sus ascendientes, cosa que sucede a menos de un tercio de los que fueron adoptados. Más de 2 de cada 5 se sienten confusos sobre quién es pariente suyo y quién no (15% entre los hijos adoptivos).

Les inquieta el pensamiento de que pueden tener medio hermanos: les asalta cuando ven a alguien que se les parece, dicen cerca de dos tercios (menos de la mitad, los hijos adoptivos). Cerca de la mitad temen la posibilidad de que lo sea una persona de la que se enamoren (el 17% , los hijos adoptivos).

En cuanto a la trayectoria vital, los concebidos por donación de semen están peor en varios aspectos. Son los que en mayor proporción pasaron por el divorcio de los padres antes de cumplir 16 años. Entre ellos se dan algunos problemas serios con más frecuencia que entre los criados con sus padres naturales: delincuencia, 2 veces más; trastornos psíquicos, 1,5 veces más; consumo de drogas, 2,3 veces más. Los adoptados no van mejor, menos en materia de drogas.

Entre los hijos de donantes, el estudio distingue tres clases, según con quién se criaron: con su madre (natural o, si hubo además gestación sustitutiva, solo legal) y el marido de ella, con su madre sola o con una pareja de lesbianas. No hay grandes diferencias entre estos grupos, pero los hijos de madres solas destacan por sus resultados sensiblemente peores en algunos aspectos: añoranza del padre que no conocen, delincuencia, droga.

Quieren saber de quién vienen

También son distintos los modos en que supieron cómo fueron concebidos: a unos los padres lo dejaron claro desde siempre; a otros lo revelaron más tarde; otros se enteraron por otras vías. (El estudio no ha podido incluir hijos de donantes que no sepan que lo son, caso que también se da.) Esto es importante para ellos, pues la ocultación de la verdad les provoca desconfianza. De hecho, dos tercios de todos piensan que toda persona engendrada así tiene derecho a saber quién es su padre “genético”, y aquellos a los que se ocultó la verdad son, con notable diferencia, los que más problemas psíquicos o de conducta presentan.

Ahora bien, advierten los autores, la sinceridad no elimina las dificultades. También aquellos a los que se dijo la verdad desde el principio tienen más riesgo de caer en la droga o en la delincuencia, aunque no de sufrir trastornos psíquicos.

De todas formas, una clara mayoría (61% ) están a favor de la donación de gametos, postura que en los grupos de control no llega al 40% . Es más, uno de cada cinco ha donado gametos o ha sido “madre de alquiler”, mientras que entre los demás encuestados apenas se encuentran casos. A la vez, sin embargo, los nacidos de donantes son los que en mayor proporción (37% ) desaconsejarían la donación de gametos a una amiga que se planteara usarla.

Los autores concluyen con una llamada a la prudencia. Como muestra el estudio, los concebidos con esperma de donante y los adoptados presentan inquietudes y problemas semejantes por la ausencia de los padres naturales, y los primeros sufren más que los segundos en varios aspectos. La adopción suple en lo posible una carencia irremediable; pero lo observado con los otros “debería mover a cautela antes de negar de intento a un niño la posibilidad de criarse con sus padres naturales, que es lo que se hace con la reproducción asistida mediante donación de gametos”.

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